lunes, 3 de mayo de 2021

MI EXPERIENCIA CON LA BICI

Este es el resultado del trabajo realizado por los alumnos del CEIP Miguel Hernández.


Pincha en la imagen para verlo 👇



domingo, 11 de abril de 2021

MI QUERIDA BICICLETA

 



Durante esta semana vamos a celebrar EL DÍA DEL LIBRO. 

Este año vamos a rendir un homenaje a Miguel Delibes, ya que el pasado el 17 de octubre de 2020 se celebró el centenario de su nacimiento. Sabéis que nació en Valladolid y fue un gran amante de la naturaleza.

Vamos a leer unos fragmentos del libro titulado "Mi querida bicicleta".


Lunes, 19 de abril de 2021

Yo no hacía más que dar vueltas por los paseos laterales, a lo largo de la tapia, con regreso por el paseo central, pero, al franquear el cenador con su mesa y sus bancos de piedra, las enredaderas chorreando de las pérgolas, azotándome el rostro, vacilaba, la bicicleta hacía dos eses  y estaba a punto de caer pero, felizmente, la enderezaba y volvía a pedalear y a respirar tranquilo: tenía el camino expedito hasta la vuelta       siguiente. Y así, una y otra vez, sin medir el tiempo. Mi padre, que todos los veranos leía el Quijote y nos sorprendía a cada momento con  una risotada solitaria y estrepitosa, me había dicho durante el desayuno, atendiendo mis insistentes requerimientos para que me enseñara a montar:

—Luego; a la hora de comer. Ahora déjame un rato.

Para un niño de siete años, los luego de los padres suelen suponer eternidades. De diez a una y media me dediqué, pues, a contemplar con un ojo la bicicleta, de mi hermano Adolfo, apoyada en un banco del cenador (una Arelli de paseo, de barras verdes y níqueles brillantes, las palancas de los frenos erguidas sobre los puños del manillar) y con el otro, la cristalera de la galería que caía sobre el jardín, donde mi padre, arrellanado en su butaca de mimbre con cojines de paja, leía incansablemente las aventuras de don Quijote.

Su concentración era tan completa que no osaba subir a recordarle su promesa. Así que esperé pacientemente hasta que, sobre las dos de la tarde, se presentó en el cenador, con chaleco y americana pero sin corbata, negligencia que caracterizaba su atuendo de verano:

—Bueno, vamos allá.

Temblando enderecé la bicicleta. Mi padre me ayudó a encaramarme en el sillín, pero no corrió tras de mí. Sencillamente me                          dio un empujón y voceó cuando me alejaba:

—Mira siempre hacia adelante; nunca mires a la rueda.


Martes, 20 de abril de 2021

Yo salí pedaleando como si hubiera nacido con una bicicleta entre las piernas. En la esquina del jardín doblé con cierta inseguridad, y, al  llegar al fondo, volví a girar para tomar el camino del centro, el del cenador, desde donde mi padre controlaba mis movimientos. Así se entabló entre nosotros un diálogo intermitente, interrumpido por el tiempo que tardaba en dar cada vuelta:

—¿Qué tal marchas?

—Bien.

—¡No mires a la rueda! Los ojos siempre adelante.

Pero la llanta delantera me atraía como un imán y había de esforzarme para no mirarla. A la tercera vuelta advertí que aquello no  tenía mayor misterio y en las rectas, junto a las tapias, empecé a pedalear con cierto brío. Mi padre, a la vuelta siguiente, frenó mis entusiasmos:

—No corras. Montar en bicicleta no consiste en correr.

         —Ya.

Le cogí el tranquillo y perdí el miedo en menos de un cuarto de hora. Pero de pronto se levantó ante mí el fantasma del futuro, la incógnita del «¿qué ocurrirá mañana?» que ha enturbiado los momentos más felices de mi vida. Al pasar ante mi padre se lo hice saber en uno de nuestros entrecortados diálogos:

—¿Qué hago luego para bajarme?

—Ahora no te preocupes por eso. Tu despacito. No mires a la rueda.



Miércoles, 21 de abril de 2021


Daba otra vuelta pero en mi corazón ya había anidado el desasosiego. Las ruedas siseaban en el sendero y dejaban su huella en la tierra recién regada, pero la incertidumbre del futuro ponía nubes sombrías en el horizonte. Daba otra vuelta. Mi padre me sonreía:

—Y cuando me tenga que bajar, ¿qué hago?

—Muy sencillo; frenas, dejas que caiga la bicicleta de un lado y pones el pie en el suelo.

Rebasaba el cenador, llegaba a la casa, giraba a la derecha, cogía el paseo junto a la tapia, aceleraba, alcanzaba el fondo del jardín y retornaba por el paseo central. Allí estaba mi padre de nuevo. Yo insistía  tercamente:

        —Pero es que no me bajar. 

—Eso es bien fácil, hijo. Dejas de dar pedales y pones el pie del lado   que caiga la bicicleta.

Me alejaba otra vez. Sorteaba el cenador, topaba con la casa, giraba ahora a la izquierda, recorría el largo trayecto junto a la tapia hasta alcanzar el fondo del jardín para retornar al paseo central. Mi padre iba  ya caminando lentamente hacia el porche:

—Es que no me atrevo. ¡Párame tú! —confesé al fin.

Las nubes sombrías nublaron mi vista cuando la voz llena de mi padre a mis espaldas:

—Has de hacerlo tú solo. Si no, no aprenderás nunca. Cuando sientas hambre subes a comer.

Y allí me dejó solo, entre el cielo y la tierra, con la conciencia clara  de que no podía estar dándole vueltas al jardín eternamente, de que en uno u otro momento tendría que apearme, es más, con la convicción absoluta de que en el momento en que lo intentara me iría al suelo. En las enramadas se oían los gorjeos de los gorriones y los silbidos de los  mirlos como una burla, mas yo seguía pedaleando como un autómata, bordeando la línea de la tapia, sorteando las enredaderas colgantes de las pérgolas del cenador.


Jueves, 22 de abril de 2021

¿Cuántas vueltas daría? ¿Cien? ¿Doscientas? Es imposible calcularlas  pero yo sabía que ya era por la tarde.

Oía jugar a mis hermanos en el patio delantero, las voces de mi madre preguntando por mí, las de mi padre tranquilizándola, y persuadido de que únicamente la preocupación de mi madre hubiera podido salvarme, fui adquiriendo conciencia de que no quedaba otro remedio que apearme sin ayuda, de que nadie iba a mover un dedo para facilitarme las cosas, incluso tuve un anticipo de lo que había de ser la  lucha por la vida en el sentido de que nunca me ayudaría nadie a bajar    de una bicicleta, de que en este como en otros apuros tendría que ingeniármelas por mismo. Movido por este convencimiento, pensé    que el lugar más adecuado para el aterrizaje era el cenador. Había de  llegar hasta él muy despacio, frenar ante la mesa de piedra, afianzar la  mano en ella, y una vez seguro, levantar la pierna y apearme. Pero el miedo suele imponerse a la previsión y, a la vuelta siguiente, cuando frené e intenté sostenerme en la mesa, la bicicleta se inclinó del lado opuesto, y yo entonces di una pedalada rápida y reanudé la marcha. Luego, cada vez que decidía detenerme, me asaltaba el temor de caerme y así seguí dando vueltas incansablemente hasta que el sol se puso y ya, sin pensármelo dos veces, arremetí contra un seto de boj, la bicicleta se     atoró y yo me apeé tranquilamente. Mi padre ya salía a buscarme:

         —¿Qué?

—Bien.

—¿Te has bajado tú solo?

—Claro.

Me dio en el pestorejo un golpe cariñoso:

—Anda, di a tu madre que te algo de comer. Te lo has ganado.






AHORA TE TOCA A TI


¿Te acuerdas cuándo aprendiste a andar en bicicleta? ¿Quién te enseñó? ¿Quién te regaló la primera bicicleta? ¿Cómo era? ¿Cómo aprendiste? ¿Te caíste alguna vez? 

Cuenta en un folio cómo fue tu experiencia con la bici. Puedes hacer también un dibujo.














lunes, 1 de febrero de 2021

sábado, 24 de octubre de 2020

DÍA DE LA BIBLIOTECA

El día 24 de octubre celebramos el Día de las Bibliotecas



Y para conmemorar este fecha significativa, este curso os invitamos a participar en la actividad:

¡ME ENCANTAN ESTOS LIBROS! 

¿Y cómo puedes participar en ella? A continuación encontrarás las colecciones de libros más leídas de nuestra biblioteca. Sólo tienes que elegir tu preferida y escribirla abajo, donde pone comentarios; escribe también tu nombre y curso. ¡Y no olvides hacer clic en Publicar!

LOS PITUFOS
 CAILLOU   



EL CUERPO HUMANO
 KIKA SUPERBRUJA
                             

TOM GATES 

 
BARCO DE VAPOR

JUNIE B. JONES
                    

 LOCOS POR EL FÚTBOL


FUTBOLMANÍA

NINO PUZLE

                                                                                                                                                                      
ANIMALES

GERONIMO STILTON
                      

domingo, 18 de octubre de 2020

CENTENARIO DE MIGUEL DELIBES

 El 17 de octubre de 2020 el escritor Miguel Delibes habría cumplido 100 años. Esto es un homenaje a su vida.




sábado, 17 de octubre de 2020

CONOCEMOS A MIGUEL DELIBES

Miguel Delibes nace el 17 octubre de 1920 en Valladolid y muere el día 12 de Marzo de 2010 también en su ciudad natal, a los 89 años de edad. Se crió en una familia acomodada y liberal, y fue el tercero de ocho hermanos. Estudió en la Escuela de Comercio. Así mismo se instruyó en la Escuela de Artes y Oficios. Se licenció en Derecho, logrando la Cátedra de Derecho Mercantil. En 1946 se casó con Ángeles de Castro con quien tuvo cuatro hijos: Miguel, Ángeles, Germán y Elisa

En 1948, con su primera novela “La sombra del ciprés es alargada“, consiguió el Premio Nadal.

Bajo el pseudónimo Max comenzó en la escritura y el dibujo en el periódico “El Norte de Castilla” del que posteriormente, en 1958, sería director.

A partir de la década de los cincuenta su carrera comenzó un camino de éxitos, y su producción empezó a ser de casi un libro por año (a veces más de uno). En la actualidad cuenta con más de cincuenta obras publicadas, de las cuales algunas fueron llevadas al teatro (“Cinco horas con Mario“, “Las guerras de nuestros antepasados“) y al cine (“El camino“, “Las ratas“, “Los santos inocentes“, “La guerra de papá” título con el que fue llevado al cine “El príncipe destronado”etc.). 


El 1 de febrero de 1973, Miguel Delibes fue elegido miembro de la Real Academia Española, ocupando el sillón “e“. Ese mismo año, en diciembre, fue también elegido miembro de la Hispanic Society of America. 

Antes de terminar el año, publicó “El príncipe destronado, su undécima novela: en tono desenfadado nos cuenta la historia de un niño, Quico, que se siente desplazado ante la llegada de su nueva hermana. Lo mejor de la obra es como nos hace ver el mundo familiar del niño desde sus ojos.

El 22 de noviembre de 1974 falleció su esposa, Ángeles de Castro, a los 50 años de edad, algo que marcó profundamente al escritor para el resto de su vida.

Recibió los más prestigiosos galardones del ámbito hispano: Premio Príncipe de Asturias de las Letras (1982), Premio de las Letras de Castilla y León (1984), Premio Nacional de las Letras Españolas (1991) y Premio Cervantes (1993).
Muchas de sus obras tienen que ver con el mundo de la caza y otras reflejan su interés por la pesca y el fútbol.
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"Tres pájaros de cuenta" es una obra de Miguel Delibes escrita en 1982. Por su sencillez y por narrar tres historias de tres pájaros (el cuco, la grajilla y el cárabo) parece un libro infantil, pero tiene gran interés para cualquier lector.

Aunque los verdaderos protagonistas son estas aves, no es un libro de cuentos ni de relatos inventados, sino que se trata de historias auténticas vividas por el autor y su familia con pájaros de cada uno de los tipos indicados.

Lee el siguiente fragmento que pertenece a este libro.


Al llamar a la grajilla, al cuco y al cárabo pájaros de cuenta no quiero decir que sean malos. No hay pájaros buenos ni malos. Las aves actúan por instinto, obedecen a las leyes naturales, aunque, a los ojos de los hombres, algunas de sus acciones puedan parecer buenas y otras reprobables.
Por ejemplo, el comportamiento de los tres pájaros protagonistas de este libro ofrece aspectos positivos y negativos. La grajilla, pongo por caso, roba la fruta de los árboles, especialmente de ciruelos y cerezos, pero, al mismo tiempo, nos libra de insectos perjudiciales y de carroña.
El cuco, en la época de cría, deposita sus huevos en los nidos de otros pájaros más pequeños que él para que se los empollen, pero, en compensación, destruye orugas y arañas peligrosas para el hombre.
Finalmente, el cárabo puede eliminar algún pinzón que otro, o cualquier otro pajarito que le molesta, pero, a cambio, limpia el campo de ratas, ratones, topillos y otros roedores perjudiciales.
A los tres los conocí siendo niño, cuando mi padre, que era un hombre maduro, serio y circunspecto, se volvía niño también, en contacto con la naturaleza, y nos enseñaba a distinguir el cuervo de la urraca, la perdiz de la codorniz, la alondra de la calandria y la paloma de la tórtola. 

Fragmento original extraído de "Tres pájaros de cuenta y tres cuentos olvidados", de Miguel Delibes.    

DEFINICIONES DE TÉRMINOS INCLUIDOS EN EL TEXTO ANTERIOR
 Reprobar: No aprobar, dar por malo. 
 Circunspecto: Reservado, prudente y comedido.
 Cuco: Ave trepadora que suele poner sus huevos en los nidos de las urracas.    
 Cárabo: Ave rapaz nocturna, parecida a la lechuza, pero algo mayor, de color pardo rojizo con manchas blancas.
 Grajilla: Ave de la familia de los cuervos, más pequeña y con el pico más corto que la graja. Es muy característico el tono gris pálido de sus ojos. Sociable, forma grandes bandadas.
  
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 La guerra de papá es una película española basada en la novela de Miguel DelibesEl príncipe destronado